Lejos de ser una señal de crisis, el escrutinio especial es uno de los mecanismos más importantes para asegurar que los resultados electorales reflejen fielmente la voluntad ciudadana.
En todo proceso electoral complejo, la confianza no se construye únicamente con la jornada de votación, sino con cada una de las etapas que le siguen. En Honduras, una de las más relevantes es el escrutinio especial: un procedimiento legal y técnico que existe precisamente para reforzar la transparencia y la credibilidad del voto ciudadano.
Aunque este proceso aún no ha comenzado, su anuncio marca una fase decisiva del calendario electoral.
No es una señal de debilidad institucional, sino una muestra de que el sistema cuenta con mecanismos para revisar, corregir y validar los resultados antes de su oficialización.
¿Qué es el escrutinio especial y por qué importa?
El próximo lunes, el Consejo Nacional Electoral (CNE) prevé iniciar un escrutinio especial de 2,773 actas con inconsistencias, cuya revisión podría inclinar la balanza en la definición del presidente electo, tras los comicios del 30 de noviembre marcados por un resultado muy ajustado entre dos candidatos conservadores: Nasry Asfura, del Partido Nacional, y Salvador Nasralla, del Partido Liberal.
El escrutinio especial consiste en la revisión detallada de actas que presentan inconsistencias, errores de digitación o datos que no coinciden con los parámetros establecidos.
Estas actas no se incorporan automáticamente a los resultados, justamente para evitar dudas o interpretaciones erróneas.
Este paso permite:
- verificar sumatorias,
- aclarar diferencias entre datos,
- y asegurar que los votos válidos sean correctamente contabilizados.
En esencia, protege el valor del voto, tanto de quienes apoyaron a la mayoría como de quienes no.
Aún no inicia, pero ya cumple un propósito
El hecho de que el escrutinio especial todavía no inicie no invalida su importancia. Al contrario, su correcta preparación es parte de la garantía que ofrece el proceso.
Este procedimiento requiere logística, presencia de representantes de partidos políticos, observación nacional e internacional y reglas claras.
Iniciarlo sin estas condiciones sería más riesgoso que tomarse el tiempo necesario para hacerlo bien.
La confianza democrática no se acelera: se construye con orden, método y transparencia.
El escrutinio especial, un paso que fortalece la legitimidad
En contextos donde los resultados son estrechos o altamente observados, el escrutinio especial cumple una función clave: cerrar el proceso con legitimidad, evitando que las dudas se conviertan en narrativas de desconfianza.
Por eso, este mecanismo no busca cambiar resultados, sino confirmarlos con respaldo técnico y legal.
Es una herramienta para que la declaratoria final no deje espacio a cuestionamientos razonables.
Transparencia como principio, no como reacción
La existencia del escrutinio especial demuestra que el sistema electoral hondureño contempla escenarios complejos y responde a ellos con procedimientos claros.
No es una reacción improvisada, sino una etapa prevista por la ley para garantizar que el proceso sea completo.
La observación nacional e internacional, así como la participación de los partidos, refuerzan ese principio: la transparencia no se negocia, se ejerce.
Cuando el escrutinio especial inicie, Honduras no estará comenzando de cero, sino avanzando hacia el cierre responsable de un proceso electoral que exige rigor y claridad.
Porque al final, la democracia no se mide solo por quién gana, sino por la certeza de que cada voto se respetó.
Y en ese camino, el escrutinio especial no es una duda: es una garantía.
